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domingo, 15 de abril de 2012

Camila Vallejo: La belleza, el comunismo y Fidel


09:10 am 15-Abr de 2012|Laura Helena Castillo
La líder estudiantil chilena, que encabeza las protestas por la gratuidad de la educación en su país, se convirtió en un fenómeno social y recibe elogios internacionalmente. Pero su reciente visita a Fidel Castro y sus declaraciones sobre las libertades en Cuba despertaron severas críticas
Camila Vallejo
Camila Vallejo | REUTERS
Ella lo sabe y lo administra con eficiencia.

Sus detractores también lo saben y lo usan para atacarla. Los medios de comunicación no se resisten: The New York Times la llamó, hace 10 días, The world’s most glamorous revolutionary (La revolucionaria más glamorosa del mundo) y en la revista Newsweekconsideraron que mejor luciría en las pasarelas que en las barricadas; La Nación de Argentina la bautizó "La bella rebelde". Además, los lectores del diario inglés The Guardianla eligieron personaje del año en 2011.

Camila Antonia Amaranta Vallejo Dowling ­nombre de protagonista rica de telenovela sureña, ojos oliva, piercing en la fosa nasal derecha, melena de Drene, cachetes con airbag y corazón comunista vintage a los 23 años de edad­ es hermosa, y lo sabe. Y lo administra con eficiencia como contorno de su discurso a favor de la gratuidad estudiantil en su Chile natal. Es el empaque que cualquier asesor de mercadeo político desearía para convertirlo en líder. "Hay que reconocer que la belleza puede ser un gancho. La gente viene a escucharme por mi apariencia, pero ahí es cuando yo le explico mis ideas.

Un movimiento histórico como este no puede abreviarse en términos superficiales", dijo aThe Guardian en una entrevista de 2011.

La semana pasada Vallejo ­graduada en Geografía, aunque debe la tesis, y vicepresidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, porque perdió la presidencia en 2011­ viajó a La Habana para participar en la celebración por los 50 años de la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba. En esa visita conoció a Fidel Castro y ocurrió una colisión generacional que dejó como saldo algunas reputaciones heridas. La percepción internacional de la muchacha que desde 2010 se ha dedicado a zarandear el concepto de calidad de vida de los chilenos con ideales de igualdad social apoyados por muchos de sus coterráneos ­y también rechazados por otro tanto­ resultó afectada por sus declaraciones sobre Castro. "Lo que diga, reflexione, lo que nos señale es como una hoja de ruta para mí y para toda la juventud comunista de Chile", aseguró la militante de izquierda al medio oficial Cubadebate.

Andrés Chadwick, portavoz del gobierno de Sebastián Piñera, dijo que las palabras de la dirigente estudiantil parecían las de una "vieja y retrógrada dirigente del Partido Comunista", con convicciones que ojalá nunca se tengan en Chile". Pero que miembros del Gobierno la critiquen no es novedad: con frecuencia la acusan de usar su estampa para banalizar asuntos de importancia y de participar en conflictos sólo para aparecer en la foto. La pulsación entre los líderes estudiantiles y el poder tiene, por definición, un ritmo ansioso. Pero lo que pasó con Fidel Castro fue distinto: la joven rebelde aceptó hacer el complaciente tour de la historia oficial.

Policía buena, policía mala. "Se habla mucho de la represión que sufre el pueblo cubano, y yo quedé muy impresionada de lo contradictorio que es ese discurso si comparamos la práctica policial cubana con la chilena. No vi en ningún momento gases lacrimógenos, vi a la policía circulando por las ciudades sólo con su uniforme, sin cascos ni armas de ningún tipo", añadió sobre su visita a La Habana. Jóvenes disidentes cubanos ­sus pares en un país sin libertad de expresión ni de protesta­ reaccionaron de inmediato. Yoani Sánchez, quizá la más mediática del grupo, dijo a través de su cuenta de Twitter que la chilena "fue abducida por la Cuba oficial". Le recordó que en su encuentro con estudiantes cubanos habló ante miembros de una federación universitaria que "no ha podido organizar una sola marcha espontánea en 53 años".

El artista cubano Ismael de Diego, opositor al gobierno castrista, también le habló a Vallejo públicamente: "Aquí la represión va dirigida principalmente a grupos defensores de los derechos humanos, periodistas independientes, activistas políticos, blogueros, artistas e intelectuales, todas personas de ideas, de ideas incómodas para el sistema, pero de ideas. Personas pacíficas que, hasta la fecha, no han realizado ningún acto público que se asemeje a lo que usted ha experimentado, entre otras cosas porque no tienen ese derecho. Y es ese, el acto de manifestarse a plenitud en las calles, el mayor temor que mueve al sistema represivo en mi país".

Vallejo no ha respondido a ninguno de estos comentarios.

La fama. "A la sede de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile le llegan entre 40 y 60 pedidos de entrevistas por día y de medios de todo el mundo. Estamos absolutamente desbordados", le dijo Evelyn Cáceres, al frente de comunicaciones de la organización estudiantil, al periódico argentino La Nación en noviembre pasado.

Lo de Vallejo es más que interés mediático: el estudio Barómetro Regional 2011, del Centro de Investigación Sociedad y Políticas Públicas de la Universidad de Los Lagos, la ubica en el top 3 de las figuras públicas de Chile, con 71,3% de evaluación positiva, frente a 29,2% del presidente Piñera. Es un portento social que vigoriza el panorama político chileno, como lo hizo en 2007 y 2008 el movimiento estudiantil venezolano.

Junto con los Indignados de Madrid y la Primavera ­no tan florida­ Árabe, el movimiento estudiantil chileno fue reconocido por el semanario alemán Die Zeit como parte de lo que llamaron La Rebelión de los Jóvenes. El rostro de Vallejo ilustraba la portada de la publicación. En octubre de 2011 la joven fue recibida en el Parlamento Europeo, la Unesco y las Naciones Unidas para exponer su posición sobre la educación universitaria chilena que, desde 1981, en la dictadura de Augusto Pinochet, dejó de ser pública y la mayoría de las familias se endeudan durante décadas para poder graduar a sus hijos. Sin embargo, el interés internacional pareciera centrarse más en Camila Vallejo que en su lucha.

"Nada es gratis", dijo Piñera a los estudiantes que no paraban de manifestar en las ciudades más importantes del país. Pero finalmente cedió ante la presión con una fórmula intermedia que todavía no les satisface. Una de las propuestas gubernamentales es aumentar de 40% a 60% las becas de los alumnos con menos recursos, y bajar la tasa de interés de 6% a 4%. Para lo estudiantes no es suficiente: piden un cambio constitucional. Las aspiraciones de Vallejo se resumen en un libro suyo cuyo título es una clásica trova de juventud: Podemos cambiar al mundo

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